Para el pasado 2 de noviembre, me preguntaron ¿Qué es la muerte? Les comparto la respuesta que presenté:
LA PIEDRA O ¿QUÉ ES LA MUERTE?
La muerte es la ausencia del misterio de la vida, como el negro es la ausencia de la luz. Lo que no vive, está muerto. Una roca está muerta. El aire está muerto. Sin embargo, roca y aire son materia de vida: tuvieron vida o la tendrán o, cuando menos, tienen la potencia de ser parte de una entidad con vida. Dado esto, entonces la auténtica muerte es la nada, el vacío. Aquello que no tuvo, no tienen y que jamás tendrá vida.
El humano tiene que crearse, realizar su mundo para continuar con la vida que posee; tiene que imaginar y ordenar su universo. Es decir: tiene que simbolizar aún las cosas más sencillas, darles un nombre y un porqué para materializárselas; significar y resignificar con cuchillo, cuchara y buenos modales su necesidad de consumir alimento.
Animales menos evolucionado, como un lobo o un ciervo, no tienen que crearse un mundo, pero si tienen que interpretarlo y tomar un sin fin de decisiones para continuar existiendo; para que el orden que les da vida no se desbarate.
Un insecto tiende menos decisiones que tomar dentro de su esquema de vida, pero es fundamental que las decisiones que tome sean las adecuadas para que su especie no desaparezca.
El viento no toma decisiones pero se mueve. La roca no se mueve pero existe. La roca está muerta. El viento al moverse, aunque muerto, tiene algo de soplo de vida.
La muerte suprema, es la nada, el vacío. Lo que nunca tuvo vida ni tendrá. Una entidad, mientras más autora es de su mundo, tiene más vida: está más lejos del vacío, pues lo llena, ordena o transforma.
Vivir es imaginar nuestro entorno y realizarlo; es ejercer nuestra voluntad, es innovar, es simbolizarnos y darnos un sentido en todo lo que hacemos. Es desbaratar el caos o al menos elegir el caos en donde viviremos. La vida es el verbo “hacer” explotando todas las herramientas que poseemos: mentales, físicas y espirituales. Por contrario, morir es tender al estatismo, a ser la piedra, que es el límite de muerte a la que llega el humano. No podemos llegar a la suprema muerte: la nada, pues en las leyes de nuestra existencia no es posible eliminar la materia, eso es para seres superiores, unos más vivos que nosotros: unos cuya materia se elimina, se convierte en vacío cuando mueren, pero cuando viven pueden crear materia, llenar la nada. Lo que nosotros sí podemos con nuestra voluntad, es modificar la materia que ya existente.
Si luego de que se diluya nuestro cuerpo existe una vida, será una grata, grata sorpresa. Pero mientras tanto, hay que pelear con uñas y dientes por explotar la vida que conocemos.
La hueva, la apatía, el ocio sinsentido, el dejar que el mundo tome decisiones que nos corresponden, la poca actividad mental, la poca actividad física, la poca actividad espiritual, los vicios descontrolados, desarrollar sólo un campo de nuestra vida descuidando los demás (quien trabaja y no se divierte; quien aprende y no aplica lo aprendido) son algunas de las conductas que nos acercan temeraria y prematuramente a la muerte, a la piedra.
EOA