PENSAMIENTOS EN EL SÓTANO
(Istvan Orkeny)
La pelota cayó al sótano por un cristal roto.
Una niña de catorce años, la hija del conserje, bajó a buscarla cojeando. Un tranvía le había cortado una pierna a la pobrecita, y se ponía muy contenta cuando podía hacer algún favor a alguien.
El sótano estaba en penumbra, pero se dio cuenta de que en un rincón se había movido algo.
—¡Gatito! —dijo la niña de pata de palo—, ¿qué haces tú aquí?
Cogió la pelota y salió del sótano lo más rápido posible.
La rata vieja, fea y maloliente —la habían tomado a ella por un gato— queda asombrada. Nunca le había hablado nadie así.
Ahora, por vez primera, pensó que todo habría sido diferente si ella hubiera nacido gato.
Es más —¡cómo somos tan insaciables! —enseguida empezó a hacerse ilusiones. Y ¿si ella hubiera nacido niña de pata de palo?
Pero esto era demasiado bonito y no se atrevió ni a imaginarlo.
LOS BRAZOS DE KALYM
(Gabriel Jiménez Emán)
Kalym se arrancó los brazos y los lanzó a un abismo. Al llegar a su casa, su mujer le preguntó sorprendida: “¿Qué has hecho con tus brazos?”.
- Me cansé de ellos y me los arranqué- respondió Kalim.
- Tendrás que ir a buscarlos; vas a necesitarlos para el almuerzo. ¿Dónde están?
- En un abismo, muy lejos de aquí.
- ¿Y cómo has hecho para arrancártelos?
-Me despegué el derecho con el izquierdo y el izquierdo con el derecho.
-No puede ser -respondió su mujer-, pues necesitabas el izquierdo para arrancarte el derecho, pero ya te lo habías arrancado.
- Ya lo sé, mujer; mis brazos son algo muy extraño.
Olvidemos eso por ahora y vayamos a dormir -dijo Kalym abrazando a su mujer.