No, no es que tenga una bronca de pareja, y si la tuviera no la ventilaría aquí :) . Nomás me salió al tema por un libro con el que me topé... La fidelidad siempre me ha parecido una impostura; una tirana mongoloide. ¿Por qué mi pareja ha de estar conmigo si se ha topado con alguien más afín a ella y éste le corresponde? Con sólo una vida, ¿he de condenar a mi pareja a que esté conmigo sólo por “fidelidad”? Creo que cada día uno debe de esforzarse por ser la mejor pareja posible para su pareja y, si no se logra, no se quiere o no se puede por mera incompatibilidad, y la suerte la lleva a otro mejor para ella (que la haga más feliz, mejor persona en lo individual y en lo social: que la multiplique) pues bien por ella: que aproveche. La fidelidad es una cadena de perro que no le he de poner. Y lo anterior, claro, también lo espero para mí.
Hace un par días me topé con un libro de Osho (la filosofía de Osho me parece de esas cosas buenas new age que, entre tanta porquería, se coló en Occidente gracias a que se vendió como si fuera más mierda -y ya sabemos que a las moscas les encanta-, pero resulta que Osho no suele ser una retahíla de “pasos” para ser mejor y, en realidad, no da respuestas, sino hacen más complejas las preguntas y dudas, que es, creo, de lo que se trata el conocimiento.
Esto es del libro de Osho “Intimidad” (si, el nombre es un asco, ¿qué les dije de que buscan venderlo como más mierda para moscas?). Y dice:
El amor trae la libertad; la fidelidad, la esclavitud. En la superficie se parecen; en el fondo son lo contrario. La fidelidad consiste en representar un papel; te han educado para ello. El amor es libre, salvaje; en ello reside su belleza. No hay forma de sujetarlo. Pero la sociedad no puede depender de experiencias tan impredecibles, tan inestables. Necesita garantías, seguridades; de ahí que haya apartado el amor de la vida y lo haya sustituido por el matrimonio. Pero la fidelidad no es ni una gota de agua en el océano del amor. No se puede confiar en el amor, y lo más extraño es que el amor supone la mayor confianza, pero no se puede confiar en él. Puede que crezca dentro de ti o que se evapore. Como no se puede depender del amor, se crea algo que se parezca al amor, pero fabricado por la mente del hombre. La fidelidad goza de gran respeto no sólo en la relación amorosa, sino en otros terrenos de la vida. Pero destruye la inteligencia. (Pag, 102-103).