En el grupo de "La Calle ELM" alguien cuyo nick es "Lucrecia Borgia", acaba de postear "La Ronda de los Fantasmas". Deliciosamente decadente:
LA RONDA DE LOS FANTASMAS
(Emilio Carrere)
¿Habéis visto entre las sombras
unas luces azuladas
que persiguen a lo largo
de las calles solitarias?
Es que se miran en la noche
las pupilas de los lívidos fantasmas.
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En los ojos
de los muertos
brillan dos luces extrañas,
igual que dos fuegos fatuos
que nos embrujan el alma.
El que una vez las ha visto,
ya nunca podrá olvidarlas.
Nos alucinan de noche,
a obscuras, en nuestra estancia;
trenzan ante nuestros ojos una triste
rara danza,
y nos envuelven en una suave atmósfera
de plata.
Es que pasa en torno nuestro
la ronda de los fantasmas.
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En el reino de los muertos
hay pupilas ultrahumanas
que brillan en unos seres
sin cara,
que nos miran sin ser vistos y nos odian
y nos aman,
ambulan por los parajes
de su existencia pasada,
y velan junto a las novias doloridas
y junto a las pobres madres viejecitas y enlutadas
o junto a una
blanca cuna, como ángeles de la guarda,
lloran silenciosamente
los fantasmas.
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Los ojos de los difuntos
se pudren con la mortaja.
Tras la noche de la tumba
se abren los ojos del alma.
Cuando lloréis en silencio
por una muerte adorada,
sabed que os están mirando en la sombra
de la estancia,
como dos tristes luceros, sus pupilas
apagadas.
Y en las consejas de crímenes, dos siniestras
luces vagas
están en los asesinos
eternamente
clavadas.
Luciérnagas misteriosas
vagan
igual que dos fuegos fatuos
las pupilas, sin rostro, de los fantasmas.
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No se crea
que la luz de la mañana
destruye la misteriosa
existencia de la ronda de las ánimas;
se vuelven en sus yacijas
de los viejos cementerios, donde aguardan
que otra vez llegue la noche
para ir, al claro de luna, por las calles solitarias.
Y cuando demos el salto
en la sombra alucinante del misterio o de la nada,
quizá estén aguardándonos los amigos
que se fueron y las muertas adoradas.
Para darnos una extraña bienvenida
con su mano seca y pálida,
cuando también nuestros ojos brillan como
fuegos fatuos, y en su rauda
espiral nos arrebate a lo ignaro
la ronda de los fantasmas.