EN LA MADRUGADA
(Suso de Toro)
Se despertó en mitad de la noche con aquellos latidos, se sentía como si estuviese echado sobre un animal vivo. Con horror constató que el colchón latía y todo él tenía la consistencia de un animal vivo, blando y sutilmente móvil. ¿Le sería hostil? ¿Lo envolvería para devorarlo parsimoniosamente? El terror era sudor frío que empapaba el colchón y lo alimentaba, allí inmóvil escuchando aquel animal debajo en la madrugada. EL FUGITIVO
(José Emilio Pacheco)
Alzó un castillo inexpugnable, rodeado de puentes levadizos y fosos que se erizaban de púas. Estableció una guardia permanente en las almenas. Llenó los aljibes y atestó de provisiones las bodegas. Y cuando al fin se creyó libre del miedo, vio que el castillo encerraba todas las cosas de las que había pretendido escapar. Sus cortesanos y sus guardias eran en realidad sus carceleros y sus torturadores.